Somos un equipo de trabajo que se construye cada día como una pequeña comunidad espiritual, haciendo oficios domésticos propios del hogar, entre los que también está el tejido. No poseemos máquinas ni adamiaje administrativo alguno, no tenemos empleados ni hacemos grandes inversiones. En el quehacer de cada día vamos aprendiendo: a perfercionar los diseños, a montar esta página web, a convivir con alegría espiritual. La elaboración de una mochila wayúu nos lleva un mes de trabajo, porque cada puntada debe quedar debidamente ajustada y porque no tenemos un horario de trabajo específico (como en las empresas) sino que «se saca tiempo» en la mañana, o en la tarde, o en la noche, como acontece en cualquier ranchería, mientras se van conversando los gajes del hogar, los compromisos por realizar, mientras se prepara una agua de panela para el frío.
En Principio, solamente somos un filósofo y una artista visual quienes, paso a paso y poco a poco, vamos diseñando, conversando y ejecutando los propósitos que buscamos realizar para sacar este proyecto adelante; actualmente, también se ha unido al equipo una apendiz que hace parte de esta pequeña comunidad familiar, compartiendo el ideal de construír un tejido social que rescate tradiciones culturales y fortalezca la experiencia espiritual católica desde la que nos encontramos siendo.
Podría, entonces, comprendérsenos como una pequeña familia, sin parentesco consanguíneo, unidos por el sacramento eucarístico, que hace sus quehaceres cotidianos con un compromiso disciplinado u una alegría espiritual de pronto imperceptible para los demás, que busca hacer del tejido un emprendimiento comunitario, social y espiritual, proyectado desde culturas autóctonas, no industrializadas, pero con estándares de alta calidad.